Michel Roccaro

   La mayoría de las veces Michel dibuja en el despacho de los intervinientes, a bolígrafo o lápiz. Dar forma a un cuerpo se convierte en una preocupación hasta que le apacigua el garabato. Luego, deja el dibujo para quien lo recupere. Sus dibujos tienen un trazo singularmente estilizado que otorga un grafismo asombroso.

   Le propuse a Michel, como a otros, dibujar sobre caucho, para luego hacer una impresión sobre papel. Cuando más tarde -pues los tiempos de grabación y de impresión son bastante largos- mostré el resultado a Michel, él dijo: “¿Soy yo quien ha hecho eso?, ¿Yo?, ¡¿Yo?!… ¡Mira, soy yo quien ha hecho esto!”.

   Un día, tratábamos el tema de los retratos de los intervinientes. El dibujo que Michel había hecho sobre el caucho era un retrato de Jessica fumando un cigarrillo (en el centro) con jóvenes alrededor de ella (los personajes que él hace tan bien, en su estilo). Yo tenía ya la idea de que esos personajes podían representar algo que le invade.

   Cuando recuperé el dibujo sobre la goma ¡me era imposible grabarlo! El cuerpo del personaje central estaba completamente invadido por los trazos de los otros personajes. No podía distinguir las líneas que se entrelazaban en el embrollo. Así, tuve que extraer el personaje central (en el fondo, es siempre él, Michel) y trasladarlo sobre otro caucho, con un calco, para imprimir el dibujo en dos grabados combinados.

  Los diversos personajes aparecen en un color en un segundo plano, y en primer plano, el personaje principal aparece en otro color. Mi trabajo consistía entonces en introducir una cierta distinción de los cuerpos, manteniendo el testimonio de Michel: la invasión que asalta su cuerpo. Lo divertido es que él testimonia de la invasión de los otros sobre su propio cuerpo, pero también sobre el de los intervinientes. Me entretuve entonces haciendo pequeñas combinaciones de las imágenes para imprimir postales… Michel está simplemente “contento”: “Si, eso me gusta”.

Julie Denouel